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El Ingenio Azucarero de Bermejo hace 40 años | Ismael Hace 1 año (26/08/2019 20:07:30) |  |
Ismael nos cuenta que inicialmente se creó el ingenio Stephen Leigh, y luego decidieron ampliar la capacidad de producción de la fábrica y decidieron la compra de un trapiche, pero luego acabaron comprando un segundo ingenio, el Moto Méndez, que es el que trabaja en la actualidad, del primero sólo funciona el trapiche.
“Yo fui pensando en estudiar, pero luego me tocó ayudar a mi padre, unos años después de vivir en Bermejo mi padre enfermó gravemente y falleció, por lo que tuve que dejar mi sueño de estudiar, y me dediqué a trabajar para mantener a mi madre y a mis hermanos menores. En 1971 comencé a trabajar en el ingenio, primero como peón en molienda, pero pronto me cambiaron al sector de mecánica, y comencé como lubricador. Este trabajo me permitió conocer el funcionamiento de todas las máquinas del ingenio, la lubricación es una parte muy importante, de ello depende el buen funcionamiento de la fábrica y que el trabajo no se detenga”, dice Ismael, que se anima cuando habla de esos años de trabajo en la factoría.
Ismael se alista para un viaje a Bermejo, cuando se jubiló, decidió que quería salir de la ciudad y llevar una vida más natural, por lo que compró una finca en El Cabildo y en un abrir y cerrar de ojos construyó su casa, plantó árboles, adquirió todo tipo de animales vacas, caballos, chanchos, gansos, patos, gallinas y hasta peces, ahora el trabajo del campo ocupa sus días. Va y viene con la maleta casi lista, finalmente se sienta y continúa contando.
“Los primeros años el trabajo en el ingenio fueron duros, las máquinas funcionaban manualmente y teníamos que estar las ocho horas que duran los turnos, dentro de las salas de máquinas operando manualmente, el calor era insoportable, luego cuando instalaron el ingenio Moto Méndez, que era automatizado, el proceso de producción se hizo más fácil. Los trabajadores fueron siempre muy ‘inquietos’, buscamos mejorar el funcionamiento del ingenio, actualizando la tecnología y los procesos”.
Quiroga comenta que por ejemplo se desarrollo la producción de bioabono con la ayuda de ingenieros cubanos, que ese abono extraído de lo que queda de la caña triturada es entregado “casi regalado” al productor cañero, y que su uso permitió la recuperación de grandes extensiones de tierra que había quedado casi sin uso. Nos cuenta que la caña no sobra, que el ingenio tiene la capacidad necesaria de moler todo la caña que hay en Bermejo, pero que los zafreros se van antes de cortar toda la caña y el ingenio debe acabar la zafra por falta de materia prima.
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